VALDEBEBAS, MADRID
La idea para este proyecto surgió de las limitaciones de la normativa: el 75% de la fachada tenía que estar alineada con la línea del sitio, por lo que solo había un 25% de la línea de la fachada para jugar. Fue entonces cuando se dibujó el primer gesto, una unión curva entre dos fachadas alineadas. ¿Absurdo? Si la normativa hubiera obligado a un alineamiento del 100% no estaríamos hablando de Terrazas del Lago y si diera un grado de libertad, seguramente el proyecto hubiera sido más arriesgado y tal vez no hubiera visto la luz.
Otro factor que intervino fue la profunda crisis financiera en la que estábamos sumidos en España. En ese momento, el enfoque del producto inmobiliario había cambiado por completo y el concepto de vivienda se redefinió para convencer a los pocos compradores del mercado que estaban dispuestos a invertir en una casa.
La respuesta a estas condiciones fue orientar el edificio hacia el gran parque que tenía enfrente y conseguir que la mayoría de las viviendas tuvieran enormes terrazas con vistas inigualables. El vector compositivo le da al edificio un aspecto costero, casi náutico, pero al igual que los edificios que tienen vistas al mar, Terrazas del Lago creció bajo la influencia de un polo de atracción muy similar.
Para darle coherencia formal, la curva de la esquina se traslada a las sucesivas terrazas, creando, junto con una ligera inclinación del peto, su acabado más suave y orgánico.